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¿Qué es una interfaz cerebro-ordenador?

Descubra el fascinante mundo de las interfaces cerebro-ordenador (BCI) y cómo permiten la comunicación directa entre el cerebro y un ordenador.
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25 de mayo de 2023
Fernando Azevedo Pinheiro

Una Interfaz Cerebro-Ordenador (BCI), también conocida como Interfaz Cerebro-Máquina (BMI), es un sistema tecnológico que permite la comunicación entre el cerebro humano y un dispositivo, sin necesidad de los tradicionales dispositivos físicos de salida. En su lugar, se basa en señales generadas por el cerebro y las interpreta para dar órdenes a dispositivos electrónicos. Las BCI son tecnologías innovadoras diseñadas para crear nuevos canales de comunicación entre humanos y máquinas, con el potencial de cambiar nuestra forma de trabajar y vivir. En este artículo se analizan en detalle las ICB, su definición, historia y evolución, tipos, aplicaciones, consideraciones éticas y retos.

Comprender las interfaces cerebro-ordenador

Definición y concepto básico

Una interfaz cerebro-ordenador (BCI ) es un sistema que permite a un cerebro interactuar con un ordenador u otro dispositivo electrónico traduciendo los patrones de actividad neuronal en órdenes en tiempo real. Estas interacciones pueden lograrse mediante una combinación de varias tecnologías, que van desde la inteligencia artificial a la neurociencia, pasando por el aprendizaje automático, el procesamiento de señales y la robótica. Las BCI utilizan dispositivos implantados, sensores u otras técnicas para captar señales del cerebro y traducirlas en órdenes que pueden utilizarse para controlar un dispositivo o una aplicación.

Las BCI son un apasionante campo de investigación que se está desarrollando para ayudar a las personas con discapacidad, como los paralíticos o los que han perdido algún miembro, a interactuar con el mundo que les rodea. También se están desarrollando para su uso en juegos y entretenimiento, así como para aplicaciones militares e industriales.

Historia y evolución de las ICB

El primer prototipo de ICB surgió en 1970, desarrollado por el Dr. Jacques Vidal. El dispositivo estaba diseñado para controlar el cursor de un ordenador utilizando las señales eléctricas del cerebro. Sin embargo, no fue hasta la década de 1990 cuando las BCI se convirtieron en un tema de investigación popular, con avances en el procesamiento de señales neuronales y el aprendizaje automático.

Desde entonces, la tecnología BCI ha avanzado mucho. En el siglo XXI, la tecnología BCI ha ganado una gran popularidad tanto en el ámbito académico como en el comercial, y se está investigando activamente en laboratorios de neurociencia de todo el mundo. La tecnología de las interfaces cerebro-máquina ha evolucionado aún más, con la introducción de sistemas no invasivos y parcialmente invasivos, y la introducción de numerosas áreas de aplicación.

Uno de los avances más interesantes de la tecnología BCI es la posibilidad de utilizarla para ayudar a personas con discapacidad. Por ejemplo, una persona paralítica podría utilizar una ICB para controlar un brazo robótico y realizar tareas cotidianas, como coger un vaso de agua o encender un interruptor de la luz. Esta tecnología puede mejorar enormemente la calidad de vida de las personas con discapacidad.

Dr. Jacques Vidal

Tipos de interfaces cerebro-ordenador

Las ICB pueden clasificarse en tres grandes categorías: Sistemas invasivos, no invasivos y parcialmente invasivos.

Las ICB invasivas consisten en implantar electrodos directamente en el cerebro. Esto permite obtener las lecturas más precisas de la actividad neuronal, pero también es el método más arriesgado e invasivo. Las BCI no invasivas, en cambio, no requieren cirugía y se basan en sensores externos para detectar la actividad neuronal. Estos sensores pueden colocarse en el cuero cabelludo o incluso en la piel. Las BCI parcialmente invasivas consisten en implantar electrodos en la superficie del cerebro o en el cráneo, pero no directamente en el tejido cerebral.

Cada tipo de ICB tiene sus propias ventajas e inconvenientes, y la elección depende de la aplicación concreta y de las necesidades individuales del usuario. Las ICB invasivas, por ejemplo, pueden ser necesarias para controlar con precisión prótesis, mientras que las no invasivas pueden ser más adecuadas para juegos o aplicaciones de entretenimiento.

En general, las ICB son un campo de investigación apasionante y en rápida evolución que puede mejorar enormemente la vida de las personas con discapacidad y potenciar las interacciones persona-ordenador en diversos entornos.

Cómo funcionan las interfaces cerebro-ordenador

Las interfaces cerebro-ordenador (BCI) son un tipo de tecnología que permite una vía de comunicación directa entre el cerebro y un dispositivo externo, como un ordenador o una prótesis. Las BCI pueden revolucionar nuestra forma de interactuar con la tecnología y el mundo que nos rodea.

ICB invasivos

Las ICB invasivas se basan en microelectrodos implantados que captan señales de regiones profundas del cerebro y las transmiten a un ordenador. Esta tecnología consiste en implantar electrodos en el cerebro, normalmente en la corteza motora. Estos electrodos captan las señales eléctricas que corresponden a los movimientos y las utilizan para controlar el sistema. Las BCI invasivas suelen ofrecer la mejor calidad de señal, pero requieren cirugía. También son los más complejos y costosos de desarrollar.

Uno de los principales problemas de las ICB invasivas es el riesgo de infección, que puede producirse al implantar los electrodos. Esto puede provocar complicaciones graves, como daños cerebrales e incluso la muerte. Los investigadores trabajan en el desarrollo de nuevos materiales y técnicas para reducir el riesgo de infección y mejorar la seguridad de las ICB invasivas.

ICB no invasivos

Las ICB no invasivas no suelen implantarse, sino que utilizan sensores de electroencefalografía (EEG) colocados en el cuero cabelludo. Estos sensores captan las señales eléctricas emitidas por el cerebro a través de su actividad eléctrica; no requieren implantación, lo que los hace menos invasivos y más seguros. También son menos precisos que los BCI invasivos, aunque los recientes avances en los algoritmos de aprendizaje automático utilizados para analizar las señales eléctricas están ayudando a mejorar la precisión de los dispositivos no invasivos.

Una de las ventajas de las ICB no invasivas es que son relativamente fáciles de usar y pueden utilizarse en diversos entornos, incluido el hogar. Esto las convierte en una tecnología prometedora para las personas con discapacidad que pueden beneficiarse de una ICB pero no tienen acceso a instalaciones médicas especializadas.

La espectroscopia del infrarrojo cercano funcional (fNIRS) es una forma de ICB. (Extraído de Wikipedia)

ICB parcialmente invasivos

Las ICB parcialmente invasivas son un híbrido de técnicas invasivas y no invasivas. Utilizan sensores implantados y externos para captar las señales cerebrales. Requieren una pequeña craneotomía para poder implantar el dispositivo en la capa más externa del cerebro, que es donde hay señales de alta calidad. Las BCI parcialmente invasivas son una tecnología relativamente nueva, y los investigadores están desarrollando nuevas técnicas para minimizar su carácter invasivo.

Las ICB parcialmente invasivas tienen el potencial de ofrecer lo mejor de ambos mundos, combinando la señal de alta calidad de las ICB invasivas con la seguridad y facilidad de uso de las ICB no invasivas. Sin embargo, aún quedan muchos retos por superar antes de que esta tecnología pueda adoptarse de forma generalizada, como el desarrollo de sensores más avanzados y la mejora de las técnicas quirúrgicas.

Aplicaciones de las interfaces cerebro-ordenador

Usos médicos y de rehabilitación

Las ICB pueden revolucionar las aplicaciones médicas y de rehabilitación . Pueden ayudar a personas con discapacidades físicas, afecciones neurológicas o lesiones medulares a comunicarse más eficazmente o a controlar mejor prótesis. Las BCI también pueden utilizarse en la rehabilitación de ictus, permitiendo el uso de retroalimentación en tiempo real para ayudar a recuperarse de un ictus o mitigar sus secuelas.

Comunicación y control para personas con discapacidad

Las ICB ofrecen un enorme potencial en el ámbito de la tecnología asistencial, creando nuevas posibilidades para que las personas con discapacidad se comuniquen o controlen su entorno. Esto incluye a personas con graves discapacidades motoras y del habla, permitiéndoles comunicarse directamente con ordenadores o dispositivos externos, incluidos sistemas domésticos inteligentes, vehículos y robótica.

Stephen Hawking
Stephen Hawking, reputado físico teórico, utilizó interfaces cerebro-ordenador (BCI) para comunicarse.

Mejorar el rendimiento humano

Las BCI tienen un enorme potencial para mejorar el rendimiento humano en el deporte, la aviación, el ejército y el lugar de trabajo. Por ejemplo, los atletas pueden utilizar las BCI para supervisar y controlar sus estados fisiológicos con el fin de mejorar su rendimiento y reducir las lesiones. Los pilotos pueden utilizarlas para reducir la carga cognitiva y mejorar la capacidad de navegación, y los militares para controlar vehículos aéreos no tripulados, reduciendo así el riesgo de daños.

Juegos y entretenimiento

Las BCI están a punto de revolucionar la industria del juego y el entretenimiento, permitiendo a los usuarios controlar juegos y experiencias de RV utilizando sus pensamientos. Esto significa que los juegos y otros medios interactivos pueden ser controlados por las ondas cerebrales del usuario, haciendo que la experiencia de juego sea más inmersiva.

Amigos divirtiéndose con los gases de la RV _ BCI
Las BCI permiten a los usuarios controlar juegos y experiencias de RV con el pensamiento.

Consideraciones éticas y desafíos

Protección de datos y seguridad

Las ICB suscitan preocupación por la privacidad del usuario y la posibilidad de acceso ilícito a los datos cerebrales. La investigación en el campo de la ciberseguridad y la ingeniería de la privacidad ha sido necesaria para ayudar a gestionar y mitigar los riesgos relacionados con la privacidad y la seguridad del usuario.

Posible uso indebido de la tecnología

Las ICB generan nuevas posibilidades de manipular la cognición y la conciencia humanas, lo que suscita preocupación por la posibilidad de inhabilitar o piratear los procesos del pensamiento humano. Por ello, la investigación y las consideraciones éticas son necesarias para mitigar los riesgos potenciales de tales abusos.

Accesibilidad e igualdad

Como ocurre con cualquier nueva tecnología, el acceso a las ICB es un reto importante, dado su coste y disponibilidad. Las desigualdades en el acceso a estas tecnologías afectan especialmente a las personas con discapacidad, que pueden necesitarlas para comunicarse o controlar su entorno.

Conclusión

Las interfaces cerebro-ordenador pueden transformar la forma en que los seres humanos interactúan con la tecnología y entre sí, ofreciendo interesantes posibilidades para aplicaciones médicas, de investigación y de ocio. Aunque el futuro de las BCI parece prometedor, existen riesgos potenciales y problemas éticos que deben abordarse, como la privacidad, la seguridad, la igualdad y la accesibilidad. No obstante, las BCI siguen siendo una vía prometedora para estrategias y enfoques innovadores que podrían dar forma a nuestro futuro.