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Diagnóstico de la DMAE: Cómo reconocer los síntomas de la degeneración macular asociada a la edad

Aprenda a diagnosticar la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) reconociendo sus síntomas.

La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es una enfermedad ocular frecuente que afecta a millones de personas en todo el mundo. Es una de las principales causas de pérdida de visión en personas mayores de 50 años. Comprender los síntomas de la DMAE es crucial para la detección precoz y el tratamiento eficaz de la enfermedad.

Comprender la degeneración macular asociada a la edad

La Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE) es una enfermedad degenerativa que afecta a la mácula, una pequeña porción central de la retina responsable de la visión nítida y detallada. La mácula nos permite ver detalles finos, realizar actividades como leer, conducir y reconocer caras. Cuando la mácula resulta dañada, puede producirse una pérdida gradual de la visión central, lo que dificulta las tareas cotidianas.

cribado ocular de ancianas
Las revisiones oculares periódicas son cruciales para detectar la DMAE en sus primeras fases y garantizar una salud ocular óptima.

¿Qué es la degeneración macular asociada a la edad?

La DMAE es una enfermedad ocular progresiva que afecta principalmente a los adultos mayores. Existen dos tipos principales de DMAE: la DMAE seca y la DMAE húmeda. La DMAE seca es la forma más frecuente y representa alrededor del 90% de los casos. Se produce cuando la mácula se adelgaza y acumula unos depósitos amarillos llamados drusas. Estas drusas pueden distorsionar la retina e interferir en el funcionamiento normal de la mácula. La DMAE húmeda es menos frecuente pero más grave. Consiste en el crecimiento de vasos sanguíneos anormales bajo la mácula, lo que provoca fugas y cicatrices. Este crecimiento anormal de los vasos sanguíneos se conoce como neovascularización coroidea (NVC) y puede causar una pérdida de visión rápida y significativa si no se trata.

Aunque se desconoce la causa exacta de la DMAE, se han identificado varios factores de riesgo. Entre ellos figuran la edad, los antecedentes familiares de DMAE, el tabaquismo, la obesidad, la hipertensión arterial y una dieta pobre en antioxidantes y ácidos grasos omega-3. La genética también desempeña un papel en la predisposición a la DMAE. La genética también influye en la predisposición de una persona a padecer DMAE. Los investigadores han identificado varios genes asociados al desarrollo y la progresión de la enfermedad.

La detección precoz y la intervención a tiempo son cruciales para controlar la DMAE. Las revisiones oculares periódicas, incluido un examen completo de los ojos con dilatación de las pupilas, pueden ayudar a detectar la enfermedad en sus primeras fases. Las opciones de tratamiento de la DMAE varían en función del tipo y la gravedad de la enfermedad. En el caso de la DMAE seca, actualmente no existe cura, pero ciertas modificaciones del estilo de vida, como seguir una dieta sana rica en frutas y verduras, dejar de fumar y proteger los ojos de los dañinos rayos UV, pueden ayudar a ralentizar la progresión de la enfermedad. La DMAE húmeda puede tratarse con medicamentos contra el factor de crecimiento endotelial vascular (anti-VEGF ), que ayudan a reducir el crecimiento de vasos sanguíneos anormales y evitan una mayor pérdida de visión.

El impacto de la DMAE en la visión

La DMAE afecta a la visión central, dificultando la visión de detalles finos y la realización de actividades que requieren una visión clara, como leer, conducir o reconocer caras. La visión periférica permanece intacta, lo que permite a las personas con DMAE ver objetos a los lados de su campo visual. Sin embargo, la pérdida de visión central afecta significativamente a la calidad de vida de la persona.

Vivir con DMAE puede plantear retos en diversos aspectos de la vida cotidiana. Tareas sencillas como leer un libro o el periódico se vuelven arduas a medida que se deteriora la visión central. Reconocer las caras de los seres queridos o los amigos resulta cada vez más difícil, lo que provoca aislamiento social y sentimientos de frustración. Dedicarse a aficiones que requieren agudeza visual, como pintar, fotografiar o tocar instrumentos musicales, puede resultar imposible o limitarse considerablemente. Además, la conducción se vuelve insegura al disminuir la capacidad para leer las señales de tráfico o ver a los peatones.

Afortunadamente, existen varios recursos y sistemas de apoyo para las personas con DMAE. Las ayudas para la baja visión, como lupas, lentes telescópicas y dispositivos electrónicos, pueden ayudar a mejorar la visión restante y el funcionamiento diario. Los programas de rehabilitación, como la terapia visual y la terapia ocupacional, pueden enseñar a las personas con DMAE nuevas estrategias y técnicas para maximizar sus capacidades visuales y recuperar la independencia.

También es importante que las personas con DMAE busquen apoyo emocional. Los grupos de apoyo y los servicios de asesoramiento pueden proporcionar un espacio seguro para compartir experiencias, aprender mecanismos de afrontamiento y encontrar consuelo en la compañía de otras personas que se enfrentan a retos similares. Además, mantenerse informado sobre los últimos avances en la investigación de la DMAE y las opciones de tratamiento puede capacitar a las personas para participar activamente en su propio cuidado y tomar decisiones informadas.

Cómo reconocer los primeros síntomas de la DMAE

La detección precoz de la DMAE (degeneración macular asociada a la edad) es crucial para iniciar el tratamiento adecuado y evitar una mayor pérdida de visión. Reconocer los primeros síntomas de la DMAE puede ayudar a las personas a buscar la intervención y el seguimiento oportunos, garantizando el mejor resultado posible para su salud ocular.

La DMAE es una enfermedad ocular progresiva que afecta a la mácula, la parte central de la retina responsable de la visión nítida y detallada. Es más frecuente en personas mayores de 50 años, aunque en algunos casos puede aparecer antes.

Aunque la DMAE puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de una persona, conocer sus primeros signos puede marcar la diferencia a la hora de gestionar eficazmente la enfermedad. Estos son algunos de los principales síntomas que hay que tener en cuenta:

Distorsiones visuales y DMAE

Uno de los primeros signos de DMAE es la distorsión de las líneas rectas o cuadrículas. Si nota que las líneas aparecen onduladas o dobladas, puede ser un indicio de DMAE. Esta distorsión afecta sobre todo a la visión central, lo que dificulta la lectura, la escritura y otras tareas visuales que requieren un enfoque preciso.

cuadrícula de amsler de líneas normales, de área faltante y onduladas
Control de la visión central: la prueba de la rejilla de Amsler ayuda a las personas a detectar cambios precoces en su visión.

Imagínese que intenta leer un periódico o un libro y descubre que las palabras aparecen distorsionadas y son difíciles de descifrar. Este frustrante síntoma puede afectar considerablemente a la capacidad de una persona para realizar actividades que antes disfrutaba, como aficiones o incluso tareas cotidianas sencillas, como cocinar o reconocer las señales de la calle.

Es importante señalar que las distorsiones visuales pueden variar en gravedad, ya que algunas personas experimentan distorsiones leves, mientras que otras pueden tener síntomas visuales más pronunciados.

Dificultad para reconocer caras

Las personas con DMAE suelen tener dificultades para reconocer caras, incluso las de amigos íntimos y familiares. La pérdida de visión central dificulta el enfoque de los rasgos faciales, lo que provoca confusión y frustración.

Imagínese asistir a una reunión familiar o a un acto social y tener dificultades para reconocer a las personas que le rodean. Esto puede ser emocionalmente angustioso y provocar retraimiento social o sentimientos de aislamiento.

Además, la dificultad para reconocer caras también puede afectar a las interacciones cotidianas, como la identificación de compañeros de trabajo o clientes en un entorno profesional. Esto puede afectar al rendimiento laboral y a la confianza general en situaciones sociales.

Visión central reducida

La pérdida gradual de la visión central es un síntoma característico de la DMAE. Las personas pueden notar una mancha oscura o en blanco en el centro de su campo visual. Esto puede dificultar la lectura de letra pequeña, la conducción o la realización de actividades que requieran una visión detallada.

Imagine que intenta leer un menú en un restaurante y le cuesta ver los artículos que aparecen en el centro de la página. Esta pérdida de visión central puede dificultar la realización de actividades que requieren agudeza visual, como hacer deporte o participar en aficiones como pintar o coser.

Es importante recordar que, aunque la visión central se ve afectada en la DMAE, la visión periférica permanece intacta. Esto significa que las personas con DMAE aún pueden ver objetos y movimientos en su visión lateral, pero la pérdida de visión central puede afectar significativamente a su capacidad para realizar tareas cotidianas.

La detección e intervención tempranas son fundamentales para controlar la DMAE. Si experimenta alguno de estos síntomas o le preocupa su visión, es esencial que concierte una cita con un oftalmólogo. Ellos pueden realizarle un examen oftalmológico completo y orientarle sobre la mejor forma de preservar su visión y mantener su calidad de vida.

ilustración de la pérdida de visión central
Ilustración de una pérdida de visión central

Factores de riesgo de la degeneración macular asociada a la edad

Aunque se desconoce la causa exacta de la DMAE, se han identificado varios factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar la enfermedad.

Edad y DMAE

La DMAE afecta principalmente a personas mayores de 50 años. El riesgo de desarrollar DMAE aumenta significativamente con la edad. Es esencial que los adultos mayores se sometan a revisiones oculares periódicas para controlar su salud ocular.

Factores genéticos en la DMAE

Los antecedentes familiares de DMAE aumentan el riesgo de padecer esta enfermedad. Ciertas variaciones genéticas se han asociado a una mayor probabilidad de padecer DMAE. Si tiene antecedentes familiares de DMAE, es fundamental que comunique esta información a su oculista.

Factores del estilo de vida que influyen en el riesgo de DMAE

Los hábitos de vida poco saludables, como el tabaquismo, la mala alimentación y la falta de actividad física, pueden aumentar el riesgo de desarrollar DMAE. Hacer cambios positivos, como dejar de fumar, seguir una dieta rica en nutrientes y mantenerse físicamente activo, puede ayudar a reducir el riesgo de DMAE y proteger la salud ocular en general.

Procedimientos de diagnóstico de la DMAE

El diagnóstico precoz de la DMAE es esencial para intervenir y tratar rápidamente la enfermedad. Los oftalmólogos emplean diversos procedimientos diagnósticos para evaluar la presencia y la gravedad de la DMAE.

Examen oftalmológico completo

Un examen oftalmológico completo es el primer paso para diagnosticar la DMAE. Este examen incluye una prueba de agudeza visual, un examen de los ojos con dilatación de las pupilas y una evaluación de la retina y la mácula. El oftalmólogo también puede tomar imágenes de la retina para su posterior análisis.

Prueba de la rejilla de Amsler

La prueba de la cuadrícula de Amsler es una sencilla herramienta de evaluación visual utilizada para detectar distorsiones en la visión central. Consiste en observar un patrón cuadriculado e identificar cualquier anomalía, como líneas ausentes u onduladas. El autocontrol regular con la rejilla de Amsler puede ayudar a las personas con DMAE a seguir los cambios en su visión e informar de ellos a su oftalmólogo.

Angiografía fluoresceínica

La angiografía fluoresceínica es un procedimiento diagnóstico que consiste en inyectar un colorante fluorescente en el torrente sanguíneo y captar imágenes de la retina a medida que el colorante viaja por los vasos sanguíneos. Esta prueba ayuda a identificar la presencia y localización de los vasos sanguíneos anormales característicos de la DMAE húmeda.

Tomografía de coherencia óptica

La tomografía de coherencia óptica (OCT) es una técnica de imagen no invasiva que proporciona imágenes transversales de la retina. Puede ayudar a evaluar el grosor y la integridad de la mácula, detectar líquido o inflamación y controlar la progresión de la DMAE a lo largo del tiempo.

Imagen de tomografía OCTA con descripciones
OCTA toma imágenes de los vasos sanguíneos dentro y debajo de la retina. (de la AAO)

Conclusión

Reconocer los síntomas de la degeneración macular asociada a la edad es vital para un diagnóstico precoz y un tratamiento eficaz. Al comprender el impacto de la DMAE en la visión, identificar los signos precoces y conocer los factores de riesgo, las personas pueden tomar medidas proactivas para proteger su salud ocular. Las revisiones oftalmológicas periódicas y los procedimientos diagnósticos adecuados desempeñan un papel crucial en el diagnóstico de la DMAE y en el inicio de intervenciones oportunas para preservar la visión y maximizar la calidad de vida.

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