En los últimos años hemos avanzado mucho en el conocimiento del proceso de envejecimiento. Sin embargo, aún nos faltan varios descubrimientos médicos para poder detener o invertir este proceso. Mientras tanto, ¿hay algo que podamos hacer para aumentar nuestra esperanza de vida y, en concreto, nuestra salud? La clave está en nuestros hábitos. Se ha demostrado que diversos comportamientos pueden ayudarnos a mantenernos jóvenes durante más tiempo o, por el contrario, a desarrollar enfermedades y envejecer más rápido. Cuando incluimos estas conductas en nuestros hábitos, podemos influir positiva o negativamente en nuestra esperanza de vida. Echemos un vistazo juntos a las buenas y malas prácticas para vivir (posiblemente) más tiempo y con más salud.
Buenos hábitos
¿Cuáles son los buenos hábitos que podemos adoptar para influir positivamente en nuestra longevidad? En los últimos años, gracias al aumento de nuestros conocimientos científicos, nos hemos dado cuenta de que podemos tratar de influir en el funcionamiento de nuestro cuerpo comiendo un tipo específico de alimentos, durmiendo a intervalos concretos y haciendo una determinada cantidad de ejercicio. Como consecuencia, ha habido un boom de publicaciones sobre dietas, entrenamientos y consejos de longevidad. Estas recomendaciones no siempre se basan en supuestos científicos precisos. Así que aclaremos este concepto.
Cuida tu alimentación
Tu alimentación influye en tu salud. La razón es sencilla: para crecer, desarrollarse y mantener las funciones de tu cuerpo, tus células necesitan energía y nutrientes que se extraen de los alimentos que comes. Cuando los alimentos llegan al intestino, se descomponen en moléculas más pequeñas. Estas moléculas se descomponen en el interior de las células y el resultado se utiliza como combustible y material de construcción para todas las funciones.
Dado que cada alimento es diferente, no sólo en su aspecto y sabor, sino también en sus propiedades nutricionales, los distintos alimentos proporcionan diferentes cantidades de energía y nutrientes a tu cuerpo. Imagina tu organismo como una máquina extremadamente compleja e interconectada. Si le das a la máquina lo que necesita, funcionará de forma óptima. Si le das demasiado o muy poco de un determinado elemento, acabará teniendo problemas. En el caso del cuerpo humano, una nutrición incorrecta puede provocar enfermedades cardíacas, diabetes, osteoporosis y algunos tipos de cáncer, por nombrar algunos.
Consume aquellos alimentos que tu cuerpo necesita
Si quieres vivir una vida sana y posiblemente más larga, un buen hábito es comer lo que tu cuerpo necesita. Por supuesto, cada cuerpo es diferente, pero basándonos en la dieta occidental de nuestros tiempos, podemos dar algunos consejos:
- Coma una cantidad variada de cereales integrales, legumbres, semillas y frutos secos, fruta y verdura para asegurarse de que su organismo recibe las fibras, proteínas, glucosa, vitaminas y minerales necesarios. Las fibras reducen la tensión arterial y previenen las enfermedades cardiovasculares al disminuir la concentración del llamado "colesterol malo" en la sangre. Además, ayudan a ralentizar la absorción de azúcar por el organismo, reduciendo el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2. Las proteínas ayudan a las células a construirse y repararse. La glucosa aporta energía al organismo, y las vitaminas y los minerales cumplen una gran variedad de funciones. Por ejemplo, una cantidad constante de calcio en la sangre contribuye a la coagulación sanguínea y a la contracción muscular, y regula el ritmo cardíaco normal y las funciones nerviosas. Una dieta baja en calcio provocaría, a largo plazo, la pérdida de masa ósea, también conocida como osteoporosis, porque cuando el cuerpo no puede obtener el calcio necesario para funcionar de los alimentos que ingerimos, lo extrae de los huesos.
- Reduzca la cantidad de alimentos que contienen grasas saturadas, grasas trans, sal añadida y azúcar añadido.. Tu cuerpo necesita muchos menos lácteos, carne, bebidas azucaradas, aperitivos y alimentos procesados de los que consume la mayoría de la gente. Por ejemplo, comer cierta cantidad de grasas es importante para tu salud. En primer lugar, son una fuente de ácidos grasos que el cuerpo no puede crear por sí mismo. En segundo lugar, ayudan a absorber las vitaminas liposolubles, como la vitamina A, D y E. A lo que debemos prestar atención es a comer la cantidad de grasa que nuestro cuerpo puede consumir. Las grasas no utilizadas se convierten en grasa corporal, lo que aumenta las posibilidades de desarrollar diabetes y enfermedades cardiovasculares. El sodio (contenido en la sal) es importante para conducir los impulsos nerviosos, contraer y relajar los músculos, y mantener el equilibrio adecuado de agua y minerales. Sin embargo, un exceso de sodio puede provocar hipertensión arterial, enfermedades cardíacas e infartos.
Recuerda moverte
Las innovaciones tecnológicas nos han permitido lograr cosas increíbles. Sin embargo, hay una consecuencia negativa: la gente de hoy tiende a pasar cada vez más tiempo delante de una pantalla, mientras se mueve menos. Para superar el hecho de que ya no tenemos que correr detrás de una presa para sobrevivir, nos hemos aficionado al deporte. Pero, ¿cuánto ejercicio debe hacer una persona para prolongar su vida y su salud? ¿Y todos los ejercicios son iguales?
Según el Departamento de Salud y Servicios Humanos, todos los adultos deberían realizar una actividad aeróbica moderada durante al menos 150 minutos a la semana. Si su lugar de trabajo está a 15 minutos de su casa, podría ir andando o en bicicleta al trabajo todos los días y casi alcanzaría la cantidad mínima recomendada. Otra opción es realizar 75 minutos de actividad aeróbica vigorosa (nadar, correr o hacer deporte un par de veces a la semana).
Junto con la actividad aeróbica, es importante ejercitar todos los grupos de músculos(entrenamiento de fuerza). Muchas personas, cuando hacen ejercicio con el objetivo de perder peso, centran toda su atención en el cardio, olvidando la importancia del entrenamiento muscular. Cuando sólo se hace cardio, el cuerpo se vuelve menos eficiente a la hora de quemar grasa y empieza a descomponer el tejido muscular en su lugar. Esto podría aumentar el riesgo de desarrollar sarcopenia,una disminución del tejido muscular a menudo relacionada con el envejecimiento. Esta enfermedad hace que las personas se muevan menos, aumentando el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y diabetes.
Por último, es importante tener en cuenta que pasar demasiado tiempo sentado, aunque se haga ejercicio adecuadamente, reduce la esperanza de vida. Un amplio estudio de unos 2 millones de personas descubrió que las personas que pasan más de 3 horas diarias sentadas viven una media de 2 años menos que las que no lo hacen. Aunque estar sentado durante mucho tiempo no es una causa de muerte en sí misma, aumenta la tasa de enfermedades cardiovasculares, disminuye la eficacia de la insulina y ralentiza el metabolismo. Así que, si quieres vivir más, acuérdate de moverte.
Entrena tu cerebro para pensar en positivo
Es innegable que las emociones humanas son algo espectacular. Están influenciadas por una red de estructuras interconectadas en el cerebro que forman lo que se conoce como sistema límbico. Nuestro hipotálamo, hipocampo, amígdala y corteza límbica responden a desencadenantes externos e internos produciendo emociones y, en consecuencia, respuestas de comportamiento.
A pesar de saber que las emociones son simplemente respuestas producidas por partes específicas de nuestro cerebro, a menudo no es fácil controlarlas. Los sentimientos, tanto positivos como negativos, influyen en nuestras decisiones vitales y, al parecer, incluso en nuestra salud. Varios estudios han intentado desentrañar la correlación entre las emociones y la salud. Aunque la conexión aún no es del todo segura, está claro que el pensamiento positivo y el optimismo pueden tener efectos positivos para la salud. Por nombrar algunos:
- Aumento de la duración de la vida
- Menores tasas de depresión
- Menores niveles de angustia y dolor
- Mayor resistencia a las enfermedades
- Mejor bienestar psicológico y físico
- Mejor salud cardiovascular y menor riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular y accidente cerebrovascular
- Menor riesgo de muerte por cáncer
- Menor riesgo de muerte por afecciones respiratorias
- Menor riesgo de muerte por infecciones
- Mejor capacidad para afrontar las dificultades y los momentos de estrés
En este sentido, echa un vistazo a este estudio de 2014. Los investigadores sometieron a un grupo de 49 personas con diabetes tipo 2 a ejercicios aleatorios de optimismo y gratitud. Los pacientes sometidos a los ejercicios registraron una actitud más positiva y menores niveles de depresión y riesgo de mortalidad. De hecho, eran más propensos a hacer ejercicio, llevar una dieta saludable y cumplir con la medicación. Este concepto se aplica a todo el mundo. Cuando estamos de buen humor, es más fácil mantener un estilo de vida saludable (comer mejor y entrenar más).
Obtén una dosis saludable de interacción social
Los seres humanos, así como muchas otras especies de mamíferos, aves e insectos, son animales sociales. Esto significa que son muy interactivos con otros miembros de la misma especie. Dependen los unos de los otros para completar tareas y defenderse.
Aunque la sociabilidad es un rasgo instintivo de nuestra especie, también puede influir en nuestra vida. En primer lugar, influye en nuestrasalud mental. Un estudio realizado por la Fundación de Salud Mental del Reino Unido ha demostrado que la soledad es uno de los principales problemas de salud pública de nuestro tiempo: puede ser tan perjudicial para la salud como fumar 15 cigarrillos al día. La interacción social también ayuda a reducir el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia.
Además, las interacciones sociales influyen positivamente en nuestra morbilidad y mortalidad. Un estudio publicado en la revistaPLOS Medicine descubrió que había "un 50% más de probabilidades de supervivencia para los participantes que tenían relaciones sociales más fuertes", en comparación con los que no las tenían.
Es difícil decir exactamente cómo afecta socializar a la salud. En algunos estudios, el apoyo emocional ha afectado positivamente a los pacientes con diabetes. Otros han señalado cómo la interacción social puede disminuir los estados emocionales negativos, como la depresión, la ira y la hostilidad, y la ansiedad que conducen a las enfermedades cardiovasculares. Sea como sea, tener su dosis saludable de interacciones sociales parece ser un buen consejo.
Malos hábitos
Ahora que tenemos algunos buenos hábitos para empezar a adoptar, ¿cuáles son los que debemos dejar atrás? Hay muchos comportamientos que, considerados individualmente, no son gran cosa. Sin embargo, a largo plazo, pueden perjudicar nuestra salud. Por ejemplo, si comes comida rápida una vez al mes, es muy probable que tu cuerpo consiga lidiar con ella. Pero, ¿y si lo haces todos los días?
Fumar
Fumar es una de las formas más comunes de consumo de drogas recreativas y es, con mucho, la más mortal. La esperanza de vida de los fumadores es al menos 10 años menor que la de los no fumadores.
Las hojas secas de las plantas de tabaco se enrollan (fabricadas industrialmente o a mano) dentro de un papel que luego se enciende. La combustión de las hojas secas de la planta vaporiza y lleva las sustancias activas (nicotina y otras sustancias químicas) a los pulmones, donde se absorben rápidamente en el torrente sanguíneo y llegan a los tejidos corporales. De las más de 7.000 sustancias químicas que contiene el humo del tabaco, se sabe que al menos 250 son nocivas, como el cianuro de hidrógeno, el monóxido de carbono y el amoníaco. Entre las 250 sustancias químicas nocivas conocidas en el humo del tabaco, al menos 69 pueden causar cáncer.
En 2021, el número de fumadores en todo el mundo ha aumentado a 1.300 millones.De ellos, se calcula que entre el 10% y el 20% desarrollará una forma de cáncer de pulmón. Esto también se aplica a las personas sometidas al humo pasivo
Además del cáncer, el tabaquismo puede provocar enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, enfermedades pulmonares, diabetes y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). También aumenta el riesgo de tuberculosis, ciertas enfermedades oculares y problemas del sistema inmunitario, como la artritis reumatoide. Y hace que la piel parezca flácida, ya que muchas de sus sustancias químicas provocan la destrucción del colágeno y la elastina. Así que, si quieres vivir más tiempo, deja de fumar
Dormir poco o demasiado
Dormir, al igual que beber y comer, desempeña un papel crucial en nuestra salud y bienestar. Nuestro cuerpo se regula a sí mismo para asegurarse de que dormimos la cantidad de horas que necesitamos para recargarnos. De hecho, después de despertarse, el cuerpo aumenta su cansancio durante el día. Esto podría estar relacionado con la adenosina, un compuesto orgánico producido en el cerebro. Los niveles de adenosina, aumentan a lo largo del día. Durante el sueño, nuestro cuerpo descompone este compuesto. Ahora bien, la mayoría de los adultos necesitan entre entre 7 y 9 horas de sueño al día.
Varios estudios han demostrado que no dormir lo suficiente puede acortar la vida. Por ejemplo, al dormir menos de 6 horas de media, el riesgo de desarrollar demencia puede aumentar un 30%. Además, en comparación con las personas que duermen las 7 u 8 horas recomendadas, tienes un 12% más de posibilidades de morir prematuramente. Dormir poco provoca diabetes, enfermedades cardíacas, hipertensión, debilitamiento del sistema inmunitario, aumento de peso y trastornos del estado de ánimo.
Por otro lado, dormir demasiado también puede ser perjudicial. Las investigaciones demuestran que dormir 10 horas o más puede tener un efecto negativo en la salud. Los efectos son similares a los de dormir poco: mayor riesgo de diabetes, enfermedades cardíacas, aumento de peso, depresión y, finalmente, muerte prematura.
Subestimar niveles de estrés
Para muchos, tener un cierto nivel de estrés nos ayuda a ser productivos. Establecer plazos nos permite terminar nuestros proyectos y avanzar en la vida. Por esta razón, el estrés en sí mismo no siempre es un problema. La clave es reconocer tu nivel de estrés y no subestimarlo.
Estar constantemente bajo estrés, ansiedad y preocupación puede acortar tu vida. uando su cuerpo experimenta con frecuencia factores estresantes (estímulos externos considerados como causantes de estrés) su hipotálamo pone en marcha un sistema de alarma en su cuerpo. Las glándulas suprarrenales responden produciendo hormonas del estrés (como la adrenalina y el cortisol) que aumentan el ritmo cardíaco, elevan la presión arterial y potencian el suministro de energía. Si esto se prolonga, puedes entrar en una situación de estrés crónico. Cuando estás estresado de forma crónica, tu nivel de hormonas (y, por tanto, la frecuencia cardíaca y la presión arterial) no vuelve a los niveles normales. La sobreexposición al cortisol y a otras hormonas del estrés tiene varias consecuencias para la salud
- Dolores y molestias
- Disminución de la energía
- Depresión
- Dificultad para dormir
- Pensamientos desorganizados
- Enfermedades e infecciones frecuentes
- Molestias gastrointestinales
- Dolores de cabeza
- Presión arterial alta
- Irritabilidad
- Tensión muscular
- Nerviosismo y ansiedad
- Problemas de concentración
- Malestar estomacal
Además, para liberar el estrés, las personas podrían adoptar malos comportamientos que provocan una gratificación instantánea, como el consumo de drogas, comer en exceso, el juego, etc.
También se ha descubierto que el estrés crónico tiene un efecto negativo sobre los telómeros. Los telómeros son partes desechables del ADN que se sitúan al final de los cromosomas y se pierden durante la división celular. Los cromosomas pierden trozos de telómeros con cada división, hasta que se quedan sin ellos y ya no pueden dividirse. En ese momento deben repararse, o mueren o se vuelven senescentes. Así pues, el estrés influye directamente en el envejecimiento celular. Si quieres mantener un estilo de vida activo y ajetreado, pero con la posibilidad de alargar tu esperanza de vida, un consejo es que te tomes descansos de vez en cuando en los que tu cuerpo pueda relajarse y recargarse.
Sentirte cómodo y dejar de aprender
Albert Einstein dijo una vez: "Cuando dejas de aprender, empiezas a morir".
Metafóricamente hablando, podemos decir que tenía razón. Aunque el cerebro no es un músculo (en realidad es un órgano) es correcto decir que, como un músculo, hay que ejercitarlo para mantenerlo sano y funcionando al máximo. Cuando se aprende y se ejercita el cerebro se mejora la memoria las funciones ejecutivas y la velocidad de procesamiento.
El esfuerzo de dominar una nueva disciplina o empezar un nuevo pasatiempo en la edad adulta puede ayudarte a ralentizar los cambios relacionados con la edad en el cerebro y los asociados a las afecciones neurológicas. Por ejemplo, científicos de la Universidad de California en Irvinehan descubierto que las sesiones de aprendizaje breves pero repetidas pueden ralentizar un proceso que conduce a los síntomas de la enfermedad de Alzheimer.
Si crees que eres "demasiado viejo" para aprender algo nuevo o si simplemente te gusta tu vida tal y como es, piénsalo dos veces. Tal vez sea el momento de incomodarse un poco y comprometerse con nuevos entornos, actividades y personas
Conclusión
No es fácil empezar a adoptar un nuevo hábito o dejar atrás uno antiguo. Sin embargo, a veces merece la pena intentarlo. Especialmente cuando puede ayudarnos a vivir una vida más sana y larga. Puedes empezar de forma sencilla, estableciendo un horario de sueño para los próximos días o comiendo alimentos más saludables al menos dos veces por semana.
En Tomorrow pensamos que las personas deberían poder elegir cuánto tiempo quieren vivir. Creemos que las enfermedades y el envejecimiento no deberían ser un límite. A través de la criopreservación damos a las personas la oportunidad de pausar sus cuerpos justo después de la muerte legal. Cuando la tecnología médica sea capaz de tratar las enfermedades que causaron su muerte, podrían revivir y vivir una vida más larga en el futuro.
Si tú también crees que deberías poder decidir cuánto tiempo vivir, inscríbetecon nosotros y comienza tu viaje de criogenización. Si tienes alguna pregunta, no dudes en programar una llamada con nosotros.